lunes, marzo 23, 2020

Ejercicio 3 para todos los lectores

En estos tiempos de encierro, reclusión, aislamiento y confinamiento os propongo un ejercicio de lectura, que en estos momentos es un magnífico antídoto contra la tiranía de las máquinas y las pantallas digitales e informáticas. Nuestros ojos nos lo agradecerán, así como nuestra mente.
Como cada uno de vosotros debe leer una obra narrativa según el curso (los de 3º alguna novela del siglo XVI o XVII; y los 4º alguna obra narrativa de los siglos XVIII, XIX, XX o XXI a elegir), os propongo este ejercicio tras la lectura que hayáis elegido.


El ejercicio consiste en que escribáis un comentario personal sobre el libro elegido.
Yo, por mi parte, para que sirva de ejemplo e inspiración os comentaré este libro leído no hace mucho y que viene al caso que nos ocupa en estos momentos. Podéis comprobar que la foto es mía y que de fondo aparece mi blog, todo ello para autentificar que el trabajo es original y nada de corta y pega.


Esta novelita o novela corta por su reducida extensión, es la segunda que escribió David Monteagudo tras su famosa y cinematografiada novela Fin, que seguro que muchos habéis visto en el cine.
Parece que el autor gusta de narrar experiencias al límite o al menos en situación de desesperación, como le ocurre al protagonista Marcos Montes, quien da título a la novela. Porque lo que narra es la asfixiante, angustiante y desesperante situación en la que se encuentra este minero encerrado en la mina de oro en la que trabaja tras producirse un derrumbe y quedar atrapado. Solo la compañía de su compañero César parece aliviar la tensión de la claustrofobia, la ceguera en la que se encuentra. 
Imaginad la situación, tras la catástrofe en la mina, la sensación de enterramiento en vida, las luces que se apagan y las voces de los compañeros, menos la de uno de ellos. 
A medida que la lectura avanza, avanza también la angustiosa sensación de que nada avanza en la solución al problema, en el auxilio para rescatarlos, en que el tiempo agota el oxígeno y la esperanza.
Lo más cruel de todo ello es que la mina es de oro y que con el derrumbe ha aflorado un filón brillante de oro; toda la riqueza material materializada en el más noble y valioso metal. ¿Pero de qué sirve si no lo vas a sacar ni lo vas a disfrutar?
Toda la novela de desgracias mantiene en vilo al lector hasta el final, momento en el que se oyen las voces del equipo de rescate y Marcos Montes sale en camilla de la galería.
Lo más destacable del dominio del lenguaje por parte del autor está en la manera de mantener en tensión al lector, cómo contagia al lector la experiencia del aislamiento en una situación límite y como se van estrechando las posibilidades de rescate y supervivencia. Y todo ello con un lenguaje sencillo y unos diálogos naturales, propios de esos momentos de desorientación, de incapacidad de pensar con claridad, de la aceleración del pulso y de la opresión de una muerte que acecha.
En fin, que la novela me ha resultado un ejemplo de experiencia de la vida al límite. Es un ejemplo de la capacidad que puede transmitir una lectura creíble y capaz de hacer sentir al lector lo que le ocurre al protagonista de Marcos Montes.
Por cierto, a manera de curiosidad, algunos meses después se produjo un hecho similar en una mina de Chile que mantuvo en vilo al planeta.
La ficción se adelanta a la realidad; pero la realidad supera a la ficción.
Ahora tienes tú la oportunidad de escribir una reseña del libro que hayas leído.

3 comentarios:

Olesea dijo...

Hola Antonio,ya he escrito sobre el libro que leido.

brujiychinchan dijo...

Hola Antonio,mira mi comentario del libro la pasion turca. Un saludo

sergio dijo...

Buenas Antonio, comentario finalizado pásate por mi blog, un saludo