lunes, noviembre 27, 2006

El Romanticismo

Este texto, sacado de una novela, describe a la perfección el sentir de la juventud romántica del siglo XIX. Léelo con atención.
En su juventud, Armando, el mayor de los hijos, que empezó y abandonó tres veces la carrera de su padre, formó parte de un grupo de poetas que tan pronto cantaban al suicidio como a la noche y la luna o al pasado caballeresco y heroico de España. A los veinte años se dejó crecer el pelo, la barba, el bigote y las patillas y cambió su indumentaria por un ajustado pantalón y un levitín de cortos faldones, muy ceñido y abotonado hasta el cuello, al que amarró, más que anudó, un enorme pañuelo negro. Una vez que vio reflejada su figura ojival en el espejo, cubrió su cabeza con un insólito y oscuro sombrero y permutó las obras de Cadalso, Meléndez y Moratín, que su padre ponía a su alcance, por Los pensamientos nocturnos de Young, modelo de fúnebres meditaciones, escrito con patetismo y ampulosidad, y por la Elegía en un cementerio de aldea de Gray, cuyas reflexiones tumbales habían hecho ya llorar a media Europa. Pero fue después de leer los poemas exaltados y llenos de pasión de Lord Byron cuando Armando proclamó, eufórico, que había decidido seguir los pasos del inglés, pues no conocía carrera más volcánica y sublime que la de poeta.


Justo Vila, Siempre algún día.
Como el romanticismo es el movimiento con el que se identifica la juventud rebelde en toda época, aquí habéis podido comprobar cómo este movimiento sigue vivo, actualizando viejos poemas que cantan la aventura, el viaje y la libertad. La letra es de un escritor romántico nacido en Almendralejo. ¿Sabrías decir el nombre del poeta?

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