jueves, abril 30, 2020

La distopia ya está aquí. Escribe la tuya, Ejercicio 7

Como si se tratara de una novela de ficción que tanto se publican ahora y tanto éxito cosechan (será porque la vida es o era tan segura que ya no le encontrábamos emoción) como la trilogía de Los juegos del hambre o la más moderna Riesgos de los viajes en el tiempo, así es nuestra vida en la actualidad, una verdadera distopía.
Ahora que se habían cumplido nuestros, tantas veces proclamados, deseos de que la vida se parase, terminásemos con las prisas, abandonásemos el consumo desmedido, dedicásemos más tiempo a nuestros seres queridos y amigos más cercanos; ahora que ya estamos en el nirvana de preocuparnos de lo mínimo para vivir felices, que habíamos conseguido reducir casi a la nada la contaminación (no la producción de plásticos que se ha desbocado hasta convertir de una vez el mundo en un envase plástico), que hemos dado una verdadera ayuda a la naturaleza que crece y cría sin interrupción ni peligro, que habíamos recuperado el tiempo, ese valor más preciado que el dinero y siempre tan despreciado, que habíamos vuelto a estar con nuestros hijos que crecían casi huérfanos de padres y faltos de cariño, besos y abrazos; ahora que estábamos en un mundo feliz, viene la desilusión y el deseo de volver a más de lo mismo. ¿O no?


Espero que esta experiencia vital, en nada comparable a una guerra más que en la ruptura de la normalidad, de lo que estábamos acostumbrados a lo que se hacía por los siglos de los siglos hasta que llegó el parón, nos sirva de verdad como referencia en nuestra existencia, como una guerra, pero sin muertos ni destrucción.
Ahora toca pensar qué mundo queremos, qué vida queremos y qué sociedad queremos. Solo hay dos opciones:
1 º. Volver a vivir desenfrenados como si no hubiera un mañana, como si la gran despensa del mundo nunca se fuera a agotar como ocurre con los productos de un hipermercado, si seguiremos teniendo dobles y triples residencias, viajes cada año, ropas cada temporada y cambios de estilo en casa cada cierto tiempo para estar a la moda del momento. Si seguiremos corriendo con la lengua afuera para llegar a todos los sitios, todos los actos, todos los momentos. Si seguiremos siendo yoístas. Si seguiremos queriendo que el mundo esté como lo dejamos hace unos meses como si hubiéramos pasados unas vacaciones largas. O:


2 º. Si viviremos en un mundo menos veloz y más pausado, sin la necesidad de apilar objetos y trastos que nos dan la felicidad momentánea del acto de adquirirlos, si atenderemos a los actos más importantes y verdaderamente únicos, aunque nos perdamos tanta actividad y tanto hecho histórico y tanta tontería vana. Si seguiremos pensando en nosotros solos o mejor en nosotros acompañados. Si seremos capaces de cambiar el ritmo de vida y de consumo por otras formas más respetuosas con el medio, las personas y la naturaleza.

Ahí lo dejo para que penséis cómo será el futuro que veremos. Sed ahora vosotros los distópicos. Mientras os dejo un enlace que os interesará conocer.

martes, abril 21, 2020

Audionovela. Ejercicio 6

Buenas tardes y buena salud deseo a todos los que leéis esta nueva entrada del blog.
Han pasado las vacaciones como si no lo fueran, pues seguimos confinados en las casas y en ellas seguimos trabajando, estudiando y conviviendo.
Como la enseñanza en casa en régimen de confinamiento y conexión a través de internet es totalmente diferente de la enseñanza presencial, debemos cambiar los métodos didácticos y la pedagogía. Por este motivo os propongo una actividad que en principio es fácil, como es el de hablar, o mejor dicho, leer. Ya sabéis que dedicamos mucho tiempo y esfuerzo a escribir, a expresarse por escrito, y muy poco en lo que nos comuncacmos mayoritariamente, que es hablar, comunicarnos oralmente.
Pero como quiero que seáis conscientes de la importancia de la voz, la entonación, modulación, vocalización y las pausas, os propongo que os grabéis un audio de la primera página de un libro, el que queráis. Y una vez hecha la grabación, después de desechar las copias defectuosas o mal leídas, podéis hacer dos cosas, según vuestras habilidades con la informática.
1. Podéis alojar en una plataforma, la que queráis, vuestro audio y de ahí lo compartís en una nueva página de vuestro blog como yo hago aquí. Y acompañadlo de una imagen.
2. Podéis grabar el audio de vuestra lectura y enviarla por el correo en fichero adjunto.
Aquí os dejo mi audio para que disfrutéis de mi voz.


jueves, abril 09, 2020

Teletrabajo, teleestudio... Ejercicio 5

Ahora que debemos estar confinados en casa y sustituimos las actividades cotidianas al estricto ámbito doméstico es cuando se nos plantean varias preguntas y es buen momento que intentemos responderlas.

A cada uno de nosotros nos está tocando sustituir nuestra actividad habitual fuera del hogar por la realización de la misma actividad, pero dentro de casa (o si tienes terraza o jardín, en estos limitados espacios exteriores). A unos nos toca teletrabajar, a otros teleestudiar, a otros teledirigir y coordinar, a otros televigilar; y así muchas otras tareas que se puedan realizar desde casa, que serán varias, pero limitadas al sector servicios.

A mí me ha tocado teletrabajar en la teleenseñanza con mis telealumnos en esta teleescuela por medio de este telecuaderno o telepizarra o teleclase.
Siempre se ha comentado la posibilidad del teletrabajo como una liberación de la esclavitud de los horarios, la liberación de las prisas por llegar a tiempo para fichar, como fuente de placer casi al reducir el estrés, elemento de eliminación de la contaminación, la reducción del consumo de tiempo, gasolina y dinero, y no sé cuántas cosas más. 
Se supone que se ganaría en autonomía personal y se organizaría mejor el trabajo y el tiempo.
Teletrabajo, teletrabajo, teletrabajo parece que pediríamos todos como el remedio a todos los males de este siglo XXI desquiciado, veloz e individualista.
Pues bien, he llegado al convencimiento tras estos tiempos de reflexión durante el confinamiento, de que el teletrabajo no puede ser la sustitución al trabajo en un espacio externo al hogar. Y paso a desarrollar la reflexión.
En primer lugar, creo que, aunque se puedan realizar tareas en casa, es conveniente separar los ámbitos laboral y doméstico. Cierto es que ha habido trabajos que se desarrollaban en el mismo edificio, esto es: la tienda, el almacén, el despacho o el taller e incluso la cuadra del ganado se encontraban en la planta inferior y en la superior estaba el hogar.
Ahí quiero llegar. Unas eran las dependencias laborales y otras las profesionales. Y eso sí que era casi teletrabajar; no es un invento moderno. Pero el hecho de que hubiera un tabique que separase los dos espacios ya hacía que se diferenciasen los dos ámbitos humanos. Porque si trabajas en el salón de casa, en una habitación o en otro lugar, sigues estando en casa, invadiendo un espacio que no es el productivo; en todo caso el reproductivo. El hogar es el ámbito del descanso del faenar, el lugar de encuentro tras la tarea, el ámbito de la intimidad.
En segundo lugar, el teletrabajo en casa y desde casa supone un ejercicio de "estar en misa y repicando las campanas" como dice el refrán; esto es, que no se puede estar a dos cosas a la vez, pues no haces bien las dos tareas. Se puede estar dando saltos de una tarea a otra, pero sin el pleno rendimiento de realizar ambas tareas satisfactoriamente. Te quedas a mitad de texto, controlas el puchero que tienes al fuego, realizas alguna tarea extra de casa, retomas el texto, pero no sabes por dónde ibas ni qué tenías que añadir, etc.
Imagino que a los alumnos os pase lo mismo, solo que ahora el horario de clase se ha ampliado y no tengáis manera de terminar tantos deberes como os mandan los profesores. Claro que es uno solo, pero multiplicado por cada profesor y por el infinito tiempo que lleva realizar cada ejercicio.
En último lugar, como reflexión general, creo que debemos volver a los ritmos de la naturaleza, que con el teletrabajo nos olvidaremos y nos convertiremos en una herramienta más. Con el teletrabajo dejaremos de sentir el cambio de las estaciones, no apreciaremos la caída de las hojas, la llegada del frío, el soplo del viento sur o el brotar de las flores en el campo. Desaparecerá el hábito de quedar a tomar el vermú tras la jornada laboral o ir a tomar un café de descanso. Nuestro encierro en casa nos haría más insociable y huraños, y nos aislaría del mundo y de las personas.
Por esto y porque la vida está fuera de los muros de la casa y de la pantalla de cualquier ordenador, no creo que el teletrabajo sea el sustituto del trabajo en el exterior.
Quizás otro día trate sobre la enseñanza en casa o teleenseñanza. Ahí hay mucho que decir.