domingo, diciembre 19, 2010

Nostalgia de los libros


Contradictorio es que hable de la nostalgia de la lectura en libros impresos en papel, y recurra a la pantalla para decirlo con la esperanza de que alguien me lea.
Leer supone desentrañar el sentido interno de palabras, expresiones y textos, pero hay tantas lecturas como lectores. Si dejamos de lado la idea del lector ideal, y nos centramos en la lectura ideal, esta solo se puede dar en el libro impreso con tinta y sobre papel. No es lo mismo leer en la pantalla que en la hoja; aquella es más reflexiva, esta más informativa. Aquella nos habla (de fabla = fábula), esta nos dice.
Los cinco sentidos los tenemos puestos en el libro encuadernado, y lo vais a comprobar.

Tacto. La primera sensación que tenemos en el momento de tocar un libro es la de calidez, grosor, peso y suavidad. Acariciar un libro es como acariciar una piel, una mano, una espalda o el pelo. Claro que estoy personificando en el libro cualidades humanas.
Olfato. Los libros huelen, como cualquier cosa viva; humedad, perfume del papel o de la tinta.
Oído. Hay dos sinfonías en la lectura; la del texto y la de las páginas al pasar, suavemente o con vigor, haciendo crujir las hojas o que estas vuelen imperceptiblemente.
Vista. ¿Qué decir de la belleza del libro en sí (el objeto más perfecto creado por el ser humano) sin entrar a comentar las ilustraciones, dibujos, mapas, fotos, grabados; o el diseño de la portada, la elegancia de la encuadernación o la tipografía empleada?
Gusto. Aunque sea fea costumbre chuparse un dedo para pasar las páginas de los libros, también estos se degustan, en la lectura. Por eso podemos decir, cuando encontramos un buen libro, "me voy a dar un gustazo".

Tomando prestado a Lope de Vega la siguiente cita, por supuesto descontextualizada (¿o no?), quien lo probó, lo sabe, os invito a que leáis. Dad rienda suelta a vuestros sentidos.